3 nov 2017

11/07/2017 Passatge de Conradí: estado actual

"Un histórico pasaje anterior al Eixample de Cerdà, foco de porquería y con edificios en ruina

Barcelona vivió un punto de inflexión con el derribo de sus murallas y el plan de reforma y ensanche de la ciudad llevado a cabo por el ingeniero y arquitecto Ildelfons Cerdà a partir de mediados del siglo XIX. Una trama caracterizada por un urbanismo en cuadrícula de la que algunos trazados anteriores al plan del Eixample, aprobado en 1859 y que se puso en marcha un año más tarde, lograron sobrevivir. Uno de estos supervivientes urbanísticos es el pasaje Conradí, que hoy en día languidece convertido en un nido de porquería y con edificios en estado ruinoso.
 

No muy lejos de una de las zonas turísticas por excelencia de Barcelona, del templo de la Sagrada Família, se encuentra este pasaje, en el interior de la isla delimitada por las calles Sardenya, Sicília, Còrsega y Rosselló. A su inicio con entrada por la calle Sicilia número 344, hay dos inmuebles, el número 1 y 3, en estado ruinoso y solo se conservan sus fachadas. Con el paso del tiempo se han convertido en vertederos donde la porquería se acumula desde bombonas de butanos, carritos de la compra hasta un lavabo. (Estos edificios ya han sido derribados como puede verse en las fotos).
Estos edificios han corrido una suerte dispar en los últimos años. Uno de ellos, el del número 1, un grupo de personas sin hogar lo utilizó como almacén de chatarra que recogía de los contenedores de basura y sufrió un incendio en el 2013. Actualmente una persona malvive en este sitio después de construir una precaria barraca, según alertan los vecinos de la zona.
El otro, el del número 3, fue ocupado durante una década como sede del Ateneu Popular del Eixample, desalojado en 2014. Pese al abandono de estos inmuebles en este pasaje parece que el tiempo se haya detenido y todavía conserva una hilera de una decena de casas con planta baja y piso con balcones de hierro forjado que contrastan con los grandes bloques de edificios que lo rodean.
Vecinos piden que el Ayuntamiento actúe Ante esta situación, los vecinos de la zona apremian al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto y actúe en un pasaje por el que estaban previstos desde hace décadas varios planes urbanísticos que no se han llegado a materializar. “El pasaje está en muy mal estado y si no se actúa de inmediato se irá degradando de forma exponencial. El Ayuntamiento tiene que tomar la iniciativa”, reclama Joan Itxaso, de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Família. “Es urgente una actuación sanitaria y que se dignifique este pasaje y si no se puede recuperar que sea al menos para ganar espacio vecinal para equipamientos o una zona verde”, añade Itxaso.
”Además de la suciedad que se acumula también es peligroso. Con un temporal de viento hace unas semanas hubo desprendimientos en uno de los balcones de los edificios abandonados”, se lamenta Judith Longhini, vecina que vive cerca de pasaje y ha contactado en varias ocasiones con el Ayuntamiento para denunciar la problemática.
Abiertos expedientes de limpieza
La respuesta municipal es que los edificios son de propiedad privada y el Consistorio está siguiendo “el proceso legal vigente”. El Ayuntamiento ha abierto un total de tres expedientes de orden de limpieza pero la propiedad todavía no ha retirado los escombros. El siguiente paso ha sido interponer una sanción por incumplimiento.
Fuentes municipales añaden que tienen “presente este lugar singular” y están “estudiando medidas” de intervención urbanística para “mejorar la calidad” de las construcciones del pasaje. El objetivo municipal es “generar un nuevo uso a las edificaciones que repercuta en la mejora del entorno”. A la espera de estas intervenciones, el Consistorio ha realizado pequeñas actuaciones en el pasaje, como instalar pilonas para evitar que los coches aparquen en el pasaje.
Dignificar el pasaje
En la web participativa decidim.barcelona, impulsada por el Ayuntamiento, también hay una petición de la Fundació Claror, cuyas instalaciones están al lado del pasaje, para ordenarlo urbanísticamente y “dignificarlo”. Una demanda a la que se ha sumado al grupo de Facebook ‘Camp d’en Grassot. Patrimoni i Història’. Defiende que este lugar, un “valioso vestigio histórico” para comprender mejor la evolución del barrio, se incluya en el catálogo como patrimonio de la ciudad respetando su trama de casa bajas de planta y se incentive la restauración de sus edificios. Añaden que es un “elemento histórico para comprender mejor la evolución del barrio” del Camp d’en Grassot en el Distrito de Gràcia, donde está ubicado este pasaje.

La propuesta de ordenación urbanística de momento ha sido aceptada en la web de participación en el marco del plan de mejora integral y mantenimiento del espacio público en el Programa de Actuación Municipal (PAM) 2016-2019, que fue tumbado en el pleno de octubre por la oposición.
Un pasaje singular lleno de peculiaridadesLa historia de este pasaje singular, incluido en el libro Barcelona. 100 passatges de Neus Bergua, está rodeada de distintas peculiaridades y se le ha considerado como el más antiguo de la trama Cerdà. Este lugar pertenecía al término municipal de Sant Martí de Provençals hasta que se anexionó en 1897 a Barcelona. Pero no ha sido el único cambio. En la división administrativa de principios de los 80 pasó a formar parte del Distrito de Gràcia, concretamente al barrio de Camp d’en Grassot i Gràcia Nova.
El Doctor arquitecto y comisario de la exposición que se hizo en el CCCB sobre el Año Cerdà y l’Eixample, Miquel Corominas, confirma que esta trazado es anterior al Eixample de Cerdà y sobrevivió dentro de una manzana diseñada por el urbanista. “Ya sale perfectamente dibujado en el plano topográfico de Cerdà en 1855, antes del proyecto del Eixample, una L que corresponde a la inclinación del pasaje, pero no es una calle que existía sobre un camino, como sucede en la carretera de Ribes o en la Travessera d’Horta, sino que es una calle nueva que un particular debió construirla y tenía al lado un par de rieras o caminos verticales por los que accedía”, detalla Corominas, catedrático de urbanismo de la UPC y autor entre otro libros, Los orígenes del Ensanche de Barcelona: suelo, técnica e iniciativa.

“Si el pasaje hubiera estado en medio de una calle habría acabado desapareciendo, pero como se situaba en medio de una manzana del Eixample, algo que también sucedió en otros lugares, ha permanecido está estructura”, apunta el arquitecto.
Corominas también destaca que en Barcelona hay un conjunto de pasajes, como el del Conradí, cuyas alienaciones “no están reconocidas como edificables y por lo tanto está prevista su desaparición”. Los pasajes “tenían un carácter particular y no todos están reconocidos como edificables”, matiza. Debido a esta situación no aparece en “el planeamiento y en consecuencia no se puede hacer una edificación de nueva planta con alienación del pasaje”, detalla.
Sobre el año de construcción el catedrático de la UPC lo sitúa entre 1830 y 1855, más cercano al año 1855. Y también se inclina porque las casas actuales que se conservan sean las originales, que se han ido reformando con el paso de los años. “Son unas casas que se llaman de ‘mitja galta’, hay muchas en el Maresme y en el Penedès, y justo delante en lugar de construir otras casas se destinaban a huertos o jardines”, comenta.
Por su parte, Pere Cowley, autor del blog Pla de Barcelona y vecino de Gràcia, ha documentado la historia de este pasaje. En un mapa del pla de Barcelona de 1891, señala que ya se ve un pasaje de Conradí “construido sin pensar” en l’Eixample. “Las casas del pasaje, sobre todo los números 19 y 21, muestran todavía un tipo de construcciones que concuerdan muy bien con edificios como los de la calle Fraternitat, dentro de la Vila de Gràcia, construidos a inicios del siglo XIX”, destaca Cowley, licenciado en humanidades y especializado en historia.
En su investigación y tras distintas visitas a archivos municipales al final dio con en el libro Els primers batecs històrics de Sant Martí de Provençals: aproximació als orígens de Josep Vega i Gómez. En él se indicaba que este pasaje formaba parte de una antigua barriada llamada Poblet. “Era una barriada dispersa en la zona de la actual Sagrada Família, formada por casetas humildes dispersas y una masía, Can Xirot, que fue derribada en los años 1940. Solo había una sola calle, que se llamaba calle d’en Peus, el actual pasaje Conradí”, explica el autor del blog ‘Pla de Barcelona’.
En sus investigaciones defiende que la calle d’en Peus o pasaje Conradí tal como se ha conservado y con sus casas se trataría de “la calle más antigua de l’Eixample y el único que ha sobrevivido al crecimiento de l’Eixample de Cerdà”.
Preguntado si estamos ante la calle más antigua del Eixample, Corominas descarta esta atribución y razona que es un camino particular recuperado anterior al Eixample. “Existen caminos como la Travessera de Gràcia, de origen romano, que seguramente tienen construcciones más antiguas, anteriores al Eixample”, añade.
Soluciones urbanísticas
A la hora de aportar una solución urbanística Corominas señala que es “muy complicado” y reconoce que “no hay grandes opciones”. Eso sí, el arquitecto, que ya presentó una propuesta al Ayuntamiento para transformar esta zona hace unos años, destaca que se tiene que “actuar porque la situación es muy dramática, especialmente porque algunos edificios han empezado a cortarlo o a cubrirlo”.
El pasaje hasta finales de los años 70 cruzaba toda la isla pero ha acabado convirtiéndose en un callejón. “En la época de Porcioles se dejó construir un edificio en la calle Roselló (el del número 415), que cortó el pasaje y ya lo condenó”, recuerda Itxaso, de la asociación de vecinos de la Sagrada Família.
Entre las opciones, exista la posibilidad de “realizar una intervención de protección bien hecha transformando el pasaje en la parte de delante con frente a la calle rehabilitando la parte posterior del pasaje”, o en el caso de que se descartara su valor patrimonial, “se tendría que hacer una remodelación agrupando parcelas y reedificar este lugar como una manzana normal, eliminando el pasaje en su totalidad como prevé el planeamiento vigente”.
Por su parte, Cowley defiende que se dignifique y se preserve el pasaje al ser “un testimonio realmente excepcional, fascinante, de arquitectura popular, rural”, que ha podido “sobrevivir a la gran urbanización de los últimos 140 años”.
En honor a un Duque
Otra de las peculiaridades de este pasaje es su nombre. Entre otras denominaciones, se había llamado Coradino. “En cualquier guía antigua de calles de Barcelona en los años 80 aparecía el nombre de Coradino, la denominación de pasaje Conradí es algo reciente”, recuerda Corominas.
Aparte de sus diferentes nombres, como el de la calle d’en Peus, según apunta Cowley, este pasaje, tal como recoge la web municipal del nomenclátor, hace referencia a Conrad V de Hohenstaufen (Wolfstein, Baviera, 25 de marzo de 1252 – Nápoles, 1268), duque de Suabia, rey de Sicilia y de Jerusalén. 

Ver: http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20161215/412617424530/historico-pasaje-eixample-cerda-porqueria-ruina-barcelona.ht











Gracias por su aportación a; Rosendo Muñiz Soler
"PASSATGE CONRADI
Un pasaje que curiosamente tiene su historia. Empezaré por decir que la podríamos considerar como la calle más antigua del Eixample que se empezó a construir en el año mil ochocientos sesenta. Y digo que es la calle más antigua, porque cuando se empezó a construir el Eixample ya existía este pasaje. Una calle que pertenecía no a Gracia como parece ser por su ubicación, sino a la villa de Sant Martí de Provençals. Era una zona agrícola bien poblada de masías. Existían masías como Can l'Arquet, Can Grassot, las Casas Verdes y algunas más, y había también una fábrica de azulejos, de racholas. Esto propició que se abriera una calle principal que se llamaba carrer del Peus, que después se llamó pasaje Conradi, donde se encontraban las casitas que daban alojamiento a los obreros de la fábrica de racholas. A su alrededor estaban las calles de Sant Jaume, Sant Isidre, el Malecón y la Riera, que componían una barriada que se conocía como el Poblet, que estaba muy cerca de donde en poco tiempo se empezaría a edificar el santuario de la Sagrada Familia. El pasaje Conradí era una zona urbana dentro de un terreno rural que ya existía cuando el Eixample se puso en marcha. Un Eixample que lanzó sus coordenadas para construir nuevas calles rectilíneas, en un sistema de manzanas cuadrangulares todas iguales. Y esas coordenadas invadieron los territorios del pasaje Conradi, que quedo atrapado por las que se definieron como las calles Treinta y nueve y Treinta y ocho por un lado, y letra G y letra H por otro, calles que el escritor don Víctor Balaguer bautizó por indicación del ayuntamiento de Barcelona, como las calles Cerdeña y Sicilia por un lado, y Córcega y Rosellón por el otro. Interesante recordar que las calles del nuevo Eixample se denominaban con número las que iban de mar a montaña, y con letra las que iban en perpendicular de la zona Besós hasta la zona Llobregat. Bien pues el plan Cerdá solo respetó el pasaje Conradí, porque se llevó por delante el resto de las calles que componían la barriada de Poblet. El nombre de Conradi fue dedicado a quien fue el rey don Conradino II de Sicilia, un rey que duró poco. Cuando falleció su padre el rey don Conrado IV de Alemania, el futuro rey de Sicilia Conradino II solo tenía dos años. Sicilia fue gobernada por regentes donde destacó don Manfredo de Sicilia que falleció en una batalla en mil doscientos sesenta y seis. Como Conradino II ya tenía catorce años, se hizo cargo del reino de Sicilia, pero enseguida se tuvo que enfrentar en batalla con el duque de Anjou de Francia que también aspiraba el trono de Sicilia. Conradino II fue capturado y ejecutado con tan solo dieciséis años, y su nombre quedó para siempre inmortalizado en este pasaje barcelonés que estaba siendo comido por el nuevo Eixample que se construía en Barcelona. Por eso allí ha quedado en la actualidad triste y solitario este antiguo pasaje, que para la mirada de cualquier comensal viendo lo que tiene a su alrededor, casi da la impresión que ni siquiera exista este añejo pasaje barcelonés, que quedó prácticamente sepultado para siempre entre las impresionantes manzanas que compusieron el Eixample de Barcelona."

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